viernes, 11 de septiembre de 2015

Datos del Archivo Histórico: La vinculación de la Archicofradía con las Concepcionistas Descalzas

LA VINCULACIÓN DE LA ARCHICOFRADÍA DEL PILAR CON LAS CONCEPCIONISTAS DESCALZAS DE CÁDIZ

  
Una de las grandes sorpresas que nos ha deparado el archivo histórico, fue comprobar cómo en 1762 se inscribieron como hermanas de la Archicofradía del Pilar toda la comunidad de religiosas del Monasterio de Nuestra Señora de la Piedad de Cádiz (las Descalzas).

Por aquellos años las religiosas acababan de volver a su convento, tras la gran reforma a la que fue sometido el edificio gracias a las diversas ayudas que recibieron, sobre todo del Comercio de Indias.[1]

En el libro de actas y cabildos encontramos que durante el escrutinio celebrado el 31 de enero de 1762, el hermano capellán D. Luis Benjumeda presentó el listado de todas las religiosas descalzas pidiendo, en nombre de su abadesa, que fueran admitidas como hermanas de la Archicofradía por el fervor y devoción que dicha comunidad tiene a la Virgen del Pilar.[2] Posteriormente, en el Cabildo General de Elecciones celebrado el 7 de febrero de 1762 se acordó, con general complacencia de todos los concurrentes, se admitiesen y se anotasen en el libro de hermanos y hermanas a todas las religiosas que componían en esos momentos la comunidad y se les repartiesen las correspondientes bulas para el goce de las gracias que tiene concedidas la Archicofradía.[3]

Así pues, fueron inscritas como hermanas las treinta y una religiosas que en aquel momento formaban la comunidad. Figuraban como Hermanas de Gracias, es decir, sólo con la pensión de rezar por la Archicofradía y encomendarla a Dios.[4]

En relación a lo que decíamos anteriormente de la vuelta de las religiosas a su renovado convento, en 1762 el libro de cuentas anota 840 reales de vellón en concepto de gastos destinados a una función que la Archicofradía celebró en el convento de las Descalzas, congratulándose de su regreso.[5]

Tal era la cordial relación que había entre las religiosas y la Archicofradía, que también en 1762, en el libro de cuentas se anota un importante dato; un gasto de 340 reales que costó una imagen de bulto de la Virgen del Pilar que, a petición de las Religiosas Descalzas, se colocó en el altar mayor de la iglesia el 25 de julio, día de Santiago, por la noche.[6] Parece ser que esa imagen no se encuentra actualmente en el convento, según nos cuenta la madre abadesa -a la que agradecemos enormemente su amabilidad y su información- en conversaciones que hemos mantenido recientemente para intentar aportar alguna luz a estas investigaciones. Hay que tener en cuenta, que el retablo barroco en que se colocaría la imagen fue sustituido años más tarde por un retablo neoclásico que presidió la iglesia hasta que, en los años setenta del siglo XX, el arquitecto Manuel Fernández Pujol realizó el actual con distintos elementos barrocos que existían en el convento.

            Otro hecho relevante ocurre al año siguiente. El 13 de diciembre de 1763, durante la salida vespertina para el rezo del rosario, la Archicofradía se vio sorprendida por la lluvia lo que provocó que se resguardara en el convento de las Descalzas. En el archivo histórico algunas anotaciones indican que el guión o estandarte se quedó en la iglesia, mientras en otros folios se habla de la titular. A los tres días, el 16 de diciembre, la Archicofradía celebró una función en la iglesia conventual, desde donde regresaron a su templo.

En relación con este tema, encontramos varias cantidades anotadas en concepto de gastos; 1.739 reales de vellón, para ayudar a los costes de la función celebrada el 16 de diciembre «con el motivo de haberse quedado nuestro guión en el convento de Religiosas Descalzas con la ocasión de la lluvia que sobrevino la noche del día trece».[7] Seguidamente aparece otra cantidad, 1.987 reales de vellón, «que se distribuyeron en la función hecha en el Convento de Religiosas Descalzas […] por haberse quedado nuestra imagen en dicha iglesia».[8] Por último, fueron pagados 146 reales de vellón a «cuatro músicos de voz y tres de instrumentos» en la noche de dicha función «al restituir nuestra titular a la iglesia del señor san Lorenzo».[9]

Generalmente, los rosarios espirituales salían con el estandarte o guión que llevaba incorporada una representación de la titular mariana, quedándose la imagen en su templo, lo que nos inclina a pensar que fuera esta insignia la que se quedó resguardada en el convento.

Con estas noticias hemos querido recordar los estrechos lazos que hace dos siglos y medio unieron a las Descalzas con la Archicofradía, y que habían caído totalmente en el olvido. Estas investigaciones siguen abiertas, a la espera de obtener más información que esclarezca las incógnitas que han quedado por resolver.

José María Collantes González



[1] Antón Solé, Pablo (1994) La Iglesia gaditana en el siglo XVIII. Universidad de Cádiz, Servicio de Publicaciones, p.351
[2] Archivo Histórico Archicofradía del Pilar de Cádiz (AHAPC) Actas y cabildos. Libro III, f.35 v
[3] Ibídem, f.38
[4] AHAPC, Registro de hermanos y hermanas. Libro IV, f.105
[5] AHAPC, Cuentas. Libro II, f.180
[6] Ibídem, f.180 v
[7] Ibídem, f.186 v
[8] Ibídem, f.189
[9] Ibídem, f.189 v