viernes, 1 de abril de 2016

Datos del Archivo Histórico: Datos sobre una pintura de la Virgen del Pilar

DATOS SOBRE UNA PINTURA DE LA VIRGEN DEL PILAR 


En la Casa de Hermandad de la Archicofradía se encuentra una pintura de la Virgen del Pilar, firmada por Elisa Reymundo. Su firma ya nos da una pista muy importante para investigar sobre ella, indagaciones que se ven completadas con los datos que nos ofrece el archivo histórico de la Archicofradía.

En el año 1940, con motivo de las fiestas del XIX Centenario de la Venida de la Virgen del Pilar en carne mortal a Zaragoza, la Archicofradía hizo un encargo al prestigioso fotógrafo gaditano Reymundo. Se refleja un gasto de 500 pesetas, pagadas al fotógrafo por la ampliación al óleo, tamaño natural, de la escultura de la Santísima Virgen del Pilar.[1]

José Reymundo (1869-1950), al igual que otros pioneros de la fotografía en Cádiz, estudió en la Escuela de Bellas Artes. Los fotógrafos solían tener una formación pictórica y artística, ya que muchos de ellos fueron —antes de que apareciera la fotografía— pintores y retratistas.[2] No obstante, como su taller de fotografía se convirtió en una empresa familiar y sus hijas colaboraban en él, sería una de ellas, Elisa, la que fue aprendiendo de su padre las técnicas de la pintura al óleo y la iluminación de las fotografías con pintura al aceite, encargándose con posterioridad plenamente de esos encargos.[3]

Todo esto nos induce a pensar que, con toda probabilidad, la pintura de la Virgen del Pilar que se encuentra en la Casa de Hermandad de la Archicofradía, con unas medidas totales de 107,5 x 74 cm es una fotografía de José Reymundo, iluminada por su hija Elisa, quien firma en la parte inferior derecha. En este caso, se utilizó el procedimiento que, más que iluminar, convertía el trabajo en una obra pictórica en sí misma, ya que cubría de óleo la fotografía, que servía como boceto, desapareciendo totalmente tras la pintura.[4]

También del marco tenemos datos en el archivo histórico,[5] quedando reflejado el gasto de 100 pesetas por un marco dorado para el cuadro al óleo de la Virgen, comprado en la Antigua de Bulla.[6]

No sabemos con certeza si esta pintura se realizó con la intención de que fuera el premio de un sorteo que se celebraría para recaudar fondos. Lo que sí está documentado es que se anotan, también en el año 1940, los ingresos obtenidos por la venta de papeletas para el sorteo de un cuadro al óleo de Nuestra Señora del Pilar.[7] Y la cantidad pagada a la imprenta La Gaditana, por la impresión de 1.000 recibos de lotería de esa rifa.[8] Probablemente sea el mismo cuadro que, o bien no le llegara a tocar a nadie o que el afortunado lo donara a la Archicofradía. Si se trata del mismo cuadro, como así lo creemos, el caso es que, por la razón que sea, afortunadamente sigue entre nosotros.

Posteriormente, en 1955, ya fallecido Reymundo, se registra en el apartado de gastos extraordinarios el pago de 20 pesetas a Fotografía Reymundo, por una copia de la imagen de la Santísima Virgen del Pilar.[9] Vuelve a aparecer en otro libro del archivo, el 16 de septiembre de 1955, el pago a Foto Reymundo por una copia de 18 x 24 cm. de la Virgen del Pilar.[10] No tenemos la certeza de que fueran copias de la iluminada al óleo o de otra fotografía hecha por Reymundo. Muy posiblemente, a falta de encontrar algún ejemplar que nos lo aclare, se trate del primer caso.

En definitiva, es una obra muy interesante que nos habla de una técnica artística más que se ha utilizado en la historia de la Archicofradía para reproducir la imagen de Nuestra Señora del Pilar.

José María Collantes González
  



[1] Archivo Histórico Archicofradía del Pilar de Cádiz (AHAPC) Cuentas, Libro XIII, p. 257
[2] Garófano Sánchez, Rafael (1998) La mirada de Reymundo sobre Cádiz. Quorum Libros Editores, p.13
[3] Ibídem, p.71
[4] Ibídem, p.72
[5] AHAPC, Cuentas, Libro XIII, p.255
[6] En el siglo XIX, el comercio de cuadros y estampas de Antonio Bulla, en la antigua calle de San Agustín nº 77, fue muy importante ya que era el distribuidor de gran parte de las litografías religiosas que venían de París.
[7] AHAPC, Cuentas, Libro XIII, p.254
[8] Ibídem, p.257
[9] Ibídem, p.361
[10] AHAPC, Cuentas, Libro XIV, p.39