domingo, 27 de marzo de 2016

Domingo de Ramos de rojo y marfil

Las previsiones meteorológicas de los días precedentes hacían presagiar un Domingo de Ramos repleto de incertidumbres. La mañana, sin embargo, lucía esplendorosa de sol e ilusiones renovadas. Día grande en San Lorenzo, donde a primera hora, el Director Espiritual, el Hermano Mayor y la Junta de Gobierno de la Archicofradía recibían al Itmo. Sr. Alcalde de la ciudad, D. José María González Santos, quien acompañado por su Teniente de Alcalde, D. David Navarro Vela y varios miembros de la Junta Permanente del Consejo Local de Hermandades y Cofradías, encabezados por su Presidente, D. Martín José García Sánchez, rendía visita protocolaria y deseaba toda clase de éxitos para la salida procesional.

Prevista la misma para las seis y cuarto de la tarde, desde hora y media antes comenzaron a entrar en el templo los hermanos que iban a acompañar a nuestros Sagrados Titulares, entronizados en sus pasos procesionales, ya dispuestos delante del Altar Mayor de la Parroquia. Nazarenos de blanco marfil y rojo se agolpaban en la calle Sagasta, en una estampa inédita, por novedosa. Era el gran estreno de este año. Una feliz realidad, fruto del desmedido esfuerzo del equipo de costureras encargado de la confección de todos los hábitos y del empeño y tesón de una junta de gobierno que está apostando fuertemente por la dignificación de todo el cortejo. Fue en el mes de junio del año pasado cuando el Cabildo General de Hermanos se pronunciaba favorablemente a la propuesta de modificación del hábito nazareno que quedaba configurado por antifaz rojo con el escudo de la Primitiva Archicofradía de Nuestra Señora del Pilar de Zaragoza bordado a máquina en oro, túnica y capa de color blanco marfil y botonadura y cíngulo de color rojo.

Ciento veintiséis hermanos nazarenos comenzaron a procesionar por la misma calle Sagasta, una vez que se abrieron las puertas de San Lorenzo, con extrema puntualidad, a la hora fijada para la salida. Ello suponía un sustancial incremento respecto al número de los que procesionaron el año anterior. Y hace albergar esperanzas de que, en el futuro, sean más los hermanos que decidan acompañar a nuestros Amantísimos Titulares en el día grande de la Archicofradía. También ese es uno de los objetivos marcados por la Junta de Gobierno a la hora de plantear la más que necesaria confección de nuevos hábitos.

Previamente, en el interior de San Lorenzo tuvo lugar un breve acto de oración, preparatorio de la estación penitencial. Tras el mismo, nuestra Vice-hermana mayor, Inmaculada Ruíz, daba lectura al orden procesional para que comenzara la organización del cortejo.

Las miradas de todos los hermanos, fijas en Nuestro Padre Jesús de las Penas y en María Santísima de la Caridad. El Señor, luciendo su túnica bordada en oro, se alzaba, majestuoso, sobre monte de claveles rojos dispuesto por nuestro hermano Manuel Ruíz Gené. Nuestra bellísima Dolorosa, excepcionalmente vestida por Juan Carlos Romero Pérez, lucía saya de tisú bordada en oro. Su paso de palio, que estrenaba el bordado interior de las bambalinas laterales, bajo diseño de Juan Antonio Verdía y ejecutado por un grupo de hermanos de la Archicofradía, bajo la dirección artística de Juan Luis Virlán Revidiego, presentaba exorno florar a base de calas, alhelíes y matricarias, hermosísimamente dispuesto por nuestro hermano Miguel Ángel García Saucedo. También el paso del Señor presentaba como estreno la culminación del tallado del costero derecho, así como el afianzamiento de su estructura interna y el resanado de varias piezas deterioradas, todo ello ejecutado por el tallista isleño Juan Carlos García Díaz.

El río penitencial pilarista, de blancos marfiles y rojos capirotes alzados al cielo inmaculado de la tarde, avanzaba por Hospital de Mujeres camino de la Santa Iglesia Catedral. Delante de los pasos procesionales, los cuerpos de acólitos, conformados por hermanos archicofrades, iluminaban, inciensaban y glorificaban el tránsito de nuestros Amantísimos Titulares, mecidos por sus cuadrillas de cargadores, comandadas por un equipo de capatacía, igualmente integrados por hermanos de la Archicofradía, encabezado por Manuel Ruíz Gené, como capataz general, quién volvió a delegar la responsabilidad del martillo en nuestros hermanos Juan Antonio Casamichana Rodríguez, en el paso del Señor, y Javier Gómez Pastoriza, en el palio. Tras las andas, un nutrido grupo de hermanos y hermanas acompañaron a las Sagradas Imágenes de nuestra devoción formando parte de la penitencia.

Tras la complicada maniobra de salida y los sones de la "Marcha Real", interpretada por la Banda de Cornetas y Tambores "Santísimo Cristo de los Milagros", de Sanlúcar de Barrameda, que acompañó musicalmente al Señor de las Penas durante todo su recorrido, el paso de nuestro Titular se levantó por primera vez, para subir la calle Sagasta a los sones de la marcha procesional "Señor de las Penas", de Enrique Galán Borreguero, interpretada, en este caso, por la Asociación Filarmónica Ciudad de Conil, que acompañó a María Santísima de la Caridad y que, en ese mismo tramo, interpretó tras el paso de Nuestra Señora, "La Caridad de tus Penas", de Juan Antonio Verdía Díaz.

El discurrir de la Hermandad por las calles de su itinerario hasta la Seo gaditana se realizó de forma ordenada. Lucía esplendoroso el cortejo nazareno, desparramándose por las calles Compañía, Topete y Libertad. En la presidencia del paso del Señor, antecedida por el Estandarte corporativo de la Archicofradía, se encontraba nuestro Hermano Mayor y nuestro Director Espiritual. Encabezando la tercera sección de la Virgen, otro de los estrenos significativos de este año: el Guión procesional de la Primitiva Archicofradía del Pilar, en tisú de plata y seda azul celeste, con el escudo de la Corporación bordado en hilo de oro. Antecediendo a la presidencia, el Libro que guarda nuestras Benditas Reglas.

En ese punto del recorrido comenzaron a escucharse las primeras noticias sobre cofradías refugiadas en Catedral por previsión de lluvia. Rumores que se fueron clarificando y que confirmaron que la Hermandad de Jesús del Amor Despojado de sus Vestiduras regresaba a su sede canónica desde Catedral y que la de Sagrada Cena continuaba su recorrido por el itinerario oficial. Ambas circunstancias provocaron cierto retraso en el acceso de nuestra Archicofradía al interior de la Santa y Apostólica Iglesia Catedral, donde fue recibida por el Deán y Canónigo Doctoral de su Cabildo, el Itmo. Sr. D. Guillermo Domínguez Leonsegui, quien dirigió los rezos junto a nuestro director espiritual e, igualmente, Canónigo del Cabildo catedralicio, P. Jesús José García Cornejo, acompañado por nuestro hermano mayor, José Emilio San Román Espinosa.

Concluida la estación penitencial, y en el justo momento en que el paso del Señor de las Penas cruzaba el dintel de la puerta lateral rumbo a la calle Arquitecto Acero, la lluvia obligó a retroceder al interior de la Catedral, tanto al paso como a los hermanos de las secciones del Señor. Sin perder la compostura ni un solo momento, los hermanos fueron ubicados en los bancos, hasta que la Junta de Gobierno tomara una decisión, una vez consultados los partes meteorológicos. Tras cuarenta minutos de espera, nuestra Vice-hermana mayor anunció que la Hermandad volvería a San Lorenzo sin realizar la carrera oficial y procedió, nuevamente, a la formación del cortejo.

Sin prisas pero sin pausas, con el cuerpo de nazarenos prácticamente al completo y en poco más de hora y cuarto, la Hermandad regresó a su sede canónica por el mismo itinerario de ida, en perfecto orden y sin prescindir del acompañamiento musical que acompasó el rápido discurrir y el excepcional trabajo de nuestros hermanos cargadores.

En una espléndida noche sin viento alguno, a pesar del riesgo existente de chubascos ocasionales, la cofradía volvió a lucir esplendorosa en Hospital de Mujeres. Con buen criterio, la junta de gobierno también acordó acortar el itinerario de regreso, doblando por Sagasta. Los sones de "Señor de las Penas" que fueron los primeros en interpretarse en la salida también pusieron el colofón musical tras el paso de palio de María Santísima de la Caridad, que entraba en San Lorenzo al filo de las doce menos cuarto de la aún noche de Domingo de Ramos.

Tomó, entonces, la palabra nuestro Hermano Mayor para agradecer y felicitar el comportamiento ejemplar de todos los hermanos. Por último, nuestro director espiritual dio la bendición, dando por finalizada de esta manera la estación de penitencia.

Domingo de Ramos de rojo y marfil de los nazarenos del Pilar por las calles de Cádiz. Ni la lluvia logró empañar tan mágico y grandioso día para nuestra Hermandad.

Elevamos nuestras oraciones a nuestros Amantísimos Titulares, en acción de gracias por ello y por todos los frutos espirituales obtenidos de esta salida procesional.

(Fotografías: Jesús M. López (www.portaldecadiz.com) y María Jesús Vázquez)