domingo, 17 de enero de 2016

Datos del Archivo Histórico: Origen y peculiaridades de la Archicofradía

ORIGEN Y PECULIARIDADES DE LA ARCHICOFRADÍA DEL PILAR


 El pasado 2 de enero, día de la conmemoración de la Venida de la Virgen del Pilar en carne mortal a Zaragoza, tuvo lugar una peregrinación de la Archicofradía del Pilar al convento de San Francisco para ganar Indulgencia Plenaria concedida por S.S. el Papa Francisco, con motivo del Año Santo de la Misericordia y del 450º Aniversario Fundacional de la Cofradía del Santísimo Cristo de la Vera-Cruz y Nuestra Señora de la Soledad. Fue un acto que tuvo mucho que ver con los orígenes de la Archicofradía. La composición de la procesión estaba inspirada en aquellos Rosarios públicos con los que comenzó la Compañía Espiritual, en el siglo XVIII, llevando incluso una reliquia de aquellos tiempos como es la pintura de la Aparición de la Virgen del Pilar a Santiago, obra que forma parte actualmente del banderín fundacional pero que con toda probabilidad formaría parte del Simpecado que salía cada tarde, al caer el sol, por las calles de Cádiz presidiendo el rezo del rosario. Las corporaciones creadas con el nombre de Rosarios públicos tenían como principal objetivo el rezo del santo rosario, saliendo con ese fin a la calle al atardecer, en procesión, llevando cera y faroles tras la cruz y presidiendo el cortejo un guión o estandarte de la Virgen.

En la configuración de la estética externa de estos Rosarios públicos tuvo una vital importancia la inclusión del Simpecado, insignia que singularizaba cada comitiva reproduciendo en su lienzo central la imagen titular de la congregación.[1]  Junto al Rosario diario, había ocasiones a lo largo del año en que la procesión adquiría un carácter extraordinario. Así las Compañías Espirituales solían tener un Simpecado de gala. La Archicofradía del Pilar tuvo también un Simpecado de estas características, lamentablemente perdido, pero del que nos podemos hacer una idea gracias a la referencia encontrada en el archivo histórico que lo describe con una imagen de bulto de la Virgen del Pilar colocada en el centro, con el cuerpo de nácar y el pilar de carey, siendo de oro la corona de la Virgen y las potencias del Niño.[2]

Junto con el Simpecado, pronto se incluye la cruz como insignia que precede a la comitiva. De la misma forma, el pasado 2 de enero, abría la procesión la Cruz parroquial contando a sus lados con dos ciriales, recordando aquellos faroles de gran tamaño que iluminaban el Rosario. La cruz que llevaba la Archicofradía en el siglo XVIII, de ébano y láminas de plata, se encuentra en su capilla, en el retablo de la izquierda.[3]

Otro apartado importante que pudimos ver en la procesión fue la presencia de niños. Los Rosarios de niños y jóvenes fueron importantísimos en el siglo XVIII ya que, a imitación de los mayores, erigieron cortejos que dieron lugar a congregaciones y hermandades que han perdurado en el tiempo.[4] Este es el caso de la Archicofradía del Pilar. A principios del mes de octubre de 1730, Félix Valdivieso, feligrés que vivía en una casa contigua a la entonces parroquia auxiliar de San Lorenzo, solicitó permiso y consentimiento al cura asignado a dicha parroquia para que, en la noche víspera de la festividad del Pilar, saliese de la iglesia un rosario bajo la advocación de Nuestra Señora del Pilar, compuesto por muchachos. Ya habían salido anteriormente de la casa de Valdivieso, quien también participaba junto con algunas amistades, pero deseaban poder establecerse en la iglesia para asegurar y extender el culto a la Virgen del Pilar. Aprovechando la proximidad de la festividad del Pilar, obtuvieron la gracia solicitada quedando establecidos desde el 12 de octubre de 1730, saliendo desde entonces de la parroquia de San Lorenzo.[5]

Los niños en la procesión de este año salieron vestidos de Infanticos. Así son llamados los niños que, en Zaragoza, están al servicio de la Seo y el Pilar atendiendo al culto en el coro y en el altar. El origen de estos Infanticos se remonta al siglo XVII, incluso podría ser anterior. Entre otros menesteres, pasan a los niños y niñas de hasta 10 años por la imagen de la Virgen y acercan a su manto los objetos que llevan los fieles.[6] En este caso, una de las niñas llevó al convento de San Francisco un centro de cinco rosas, en alusión a las cinco llagas, distintivo de la Orden franciscana, que entregó a Fray Francisco M. González Ferrera, O.F.M.

Una labor encomiable de la Archicofradía ha sido siempre la asistencia a cofrades enfermos, acudiendo a su domicilio para visitarle y darle ánimos. En este caso tenía mucha importancia la capilla portátil o domiciliaria con la imagen de la Virgen del Pilar o Divina Enfermera. En el archivo histórico consta, en 1924, el ofrecimiento de un hermano a costear una capilla portátil con la imagen de la Virgen.[7] Meses después se refleja el obsequio de una capilla portátil de caoba labrada.[8] La Divina Enfermera suele ser una Virgen pequeñita, de similares características a la que fue llevada en procesión por el Rvdo. P. Fray Juan Franco Pérez, O.P. Ya en la capilla de la Vera-Cruz, fue depositada en la mesa de altar del retablo donde se encuentra Nuestra Señora de la Soledad.
  


Antes de llegar, en las proximidades del convento franciscano, la procesión se vio sorprendida por la aparición de la lluvia. Esto es algo que ocurriría a menudo en los Rosarios públicos del siglo XVIII, ya que salían diariamente. Fue precisamente en una de esas ocasiones, en el año 1763 —dato que ya hemos reflejado en una entrada anterior— cuando por causa de la lluvia la Archicofradía tuvo que refugiarse en el convento de las Descalzas, quedándose el simpecado en la iglesia hasta pasados unos días que se regresó de nuevo a San Lorenzo.

Visto todo lo anterior, se puede decir que el pasado 2 de enero se revivió el espíritu de la primitiva Compañía Espiritual, origen de la Archicofradía del Pilar, que durante el siglo XVIII y parte del XIX salía a las calles rezando y portando la imagen de su titular, la Virgen del Pilar.

José María Collantes González






[1] Romero Mensaque, Carlos José (2004) El Rosario en Sevilla. Devoción, Rosarios públicos y hermandades. Delegación de Fiestas Mayores del Ayuntamiento de Sevilla, p.57
[2] Archivo Histórico Archicofradía del Pilar de Cádiz (AHAPC) Cuentas, Libro II, f.171 v.
[3] Fue restaurada en 2005. Conserva su aspecto original salvo las cantoneras y destellos.
[4] Romero Mensaque, Op. cit., p.99
[5] Archivo Histórico Diocesano de Cádiz. Archicofradía del Pilar. Caja 500
[6] Página web Basílica del Pilar [En línea] Disponible en:  http://www.basilicadelpilar.es/infantes.htm  [Consulta: enero 2016]
[7] AHAPC, Cuentas, Libro IX, f.212 v.
[8] Ibídem, f.215 v.