Tras la Sagrada Imagen del Señor, se dispone un altar cuyo centro ocupa la Cruz de Guía de la Archicofradía (la Realeza de Cristo tiene su Trono en la Cruz y a los pies de la Cruz veneramos a Cristo, nuestro Rey) con ángeles que sostienen los atributos que representan la Realeza de Cristo: la flecha simboliza la Fuerza de Dios, con la que se sirve el Arcángel para abatir al demonio; el pergamino, la Sabiduría; el cetro y corona, el Poder; y la espada es el emblema del Dios de la Guerra, simbolizando con ella el Honor, la Dignidad, la Energía y la Confianza.
En el altar se intenta concentrar la visión de Cristo Rey en las Sagradas Escrituras, desde el Antiguo y Nuevo Testamento. Así, delante de la Cruz y enmarcadas en dosel, aparecen siete estrellas que simbolizan los siete planetas que existían según el Apocalipsis y de los que Cristo era su Creador y Rey. También aparecen la palangana, toalla y jarra que vienen a significar que Cristo no reinó desde los sitios privilegiados ni desde los puestos de influencia sino que lo hizo en el servicio, la entrega y la humildad, en el compromiso con los necesitados y con los desgraciados, con los pecadores y las mujeres de la vida, con los que estaban marginados en la sociedad de entonces: ciegos, leprosos, viudas... El Reino de Dios es un servicio divino al hombre y como escena de servicio se representa la del lavatorio de pies, de ahí esos elementos.