El Pilar y la Inmaculada son dos
devociones muy relacionadas con nuestro país, ya que desde 1678 la Virgen del Pilar es patrona
de Aragón y la Inmaculada Concepción
fue proclamada patrona de España en 1760. La Orden de la Inmaculada Concepción ,
creada a finales del siglo XV, cuenta con dos conventos en Cádiz; el de Santa
María y el de Nuestra Señora de la
Piedad (Descalzas).
Ya vimos en una entrada anterior
cómo, en 1762, todas las religiosas del monasterio de Nuestra Señora de la Piedad se inscribieron como
hermanas de la
Archicofradía del Pilar de Cádiz, por el fervor y devoción
que dicha comunidad profesaba a la
Virgen.
Tras las últimas investigaciones
en el archivo histórico de la
Archicofradía , comprobamos que treinta y seis años después, el
16 de noviembre de 1798, durante la junta celebrada ese día, el secretario expuso
que también la comunidad de religiosas del monasterio de Santa María deseaban
incorporarse a la
Archicofradía como Hermanas de Gracias, debido a su gran
afecto y devoción hacia la titular.[1] Fueron
por supuesto admitidas e incorporadas como hermanas las cuarenta y una
religiosas, con la pensión de rezar por la Archicofradía ,
encomendándola a Dios, y a darles parte siempre que fallezca un hermano para
que le apliquen los sufragios acostumbrados en beneficio de su alma.[2]
El que los dos conventos de
religiosas concepcionistas de Cádiz se integraran en la Archicofradía del
Pilar, nos hace pensar en algún motivo que uniera esas dos devociones. En unas
primeras indagaciones, encontramos que en el año 1620 se publica un libro
titulado Consuelo de los devotos de la Inmaculada Concepción
de la Virgen
Santísima y que, según indica en la portada, estaba Dirigido a la Inmaculada Concepción
de la Emperatriz
de los Cielos María Santísima del Pilar de Zaragoza.[3] Este
libro cuenta cómo la
Universidad de Zaragoza fue la primera en hacer voto y
defender la Inmaculada Concepción
de María, siguiéndole la Santa Iglesia
del Pilar y después la ciudad de Zaragoza. Además, el juramento se hizo a los
pies de la Virgen ,
colocando los evangelios junto al pilar.
Otra publicación aparece en 1629;
Justa poética por la Virgen Santísima del Pilar.[4] Las
justas o certámenes poéticos eran organizados por las instituciones religiosas,
políticas o académicas para conmemorar efemérides religiosas o enaltecer
acontecimientos de la realeza. El libro hace referencia a la devoción mariana y
al debate sobre el misterio de la
Inmaculada , muy en boga en el siglo XVII, vinculándolo a la Virgen del Pilar.[5]
En la Archicofradía del
Pilar de Cádiz —como acertadamente apunta en ese sentido su mayordomo, Francisco
Rubén Estévez García— la Virgen
ha contado con algunos elementos que incorporaban el azul celeste inmaculista,
símbolo de la importancia de dicho color en la hermandad (escapularios, guión,
telón para el altar de culto en la novena), además de gozar la Archicofradía de
indulgencia en el día de la
Inmaculada.[6]
Al igual que hicimos con la
abadesa del monasterio de Nuestra Señora de la Piedad , también hemos
contactado con la abadesa del monasterio de Santa María para intentar aportar
más información sobre este asunto, cosa que en estos momentos no será posible
por las obras que se están realizando actualmente en el monasterio.
José María Collantes
González
[1]
Archivo Histórico Archicofradía del Pilar de Cádiz (AHAPC). Hermanos y
Hermanas, Libro V, f.121
[2]
Ibídem, f.121 v.
[3] Torres, Fr. Francisco de (1620) Consuelo de los devotos de la Inmaculada Concepción
de la Virgen
Santísima , en Zaragoza,
por Pedro Cabarte.
[4] Felices de Cáceres, Juan Bautista (1629)
Justa Poetica por la Virgen Santissima del Pilar,
en Zaragoza, por Diego la
Torre.
[5] Blog de la Biblioteca Universidad
de Zaragoza [En línea] Disponible en: http://blog.biblioteca.unizar.es/general/nueva-edicion-facsimil-de-un-ejemplar-de-la-biblioteca-de-la-universidad-de-zaragoza/ [Consulta: diciembre 2015]
[6] AHAPC, Caja 1, legajo 6