LA VINCULACIÓN DE LA ARCHICOFRADÍA DEL PILAR CON LAS CONCEPCIONISTAS DESCALZAS DE CÁDIZ
Una de las grandes
sorpresas que nos ha deparado el archivo histórico, fue comprobar cómo en 1762
se inscribieron como hermanas de la Archicofradía del Pilar toda la comunidad de
religiosas del Monasterio de Nuestra Señora de la Piedad de Cádiz (las
Descalzas).
Por aquellos
años las religiosas acababan de volver a su convento, tras la gran reforma a la
que fue sometido el edificio gracias a las diversas ayudas que recibieron,
sobre todo del Comercio de Indias.[1]
En el libro de
actas y cabildos encontramos que durante el escrutinio celebrado el 31 de enero
de 1762, el hermano capellán D. Luis Benjumeda presentó el listado de todas las
religiosas descalzas pidiendo, en nombre de su abadesa, que fueran admitidas
como hermanas de la Archicofradía por el fervor y devoción que dicha
comunidad tiene a la Virgen
del Pilar.[2] Posteriormente,
en el Cabildo General de Elecciones celebrado el 7 de febrero de 1762 se
acordó, con general complacencia de todos los concurrentes, se admitiesen y se anotasen
en el libro de hermanos y hermanas a todas las religiosas que componían en esos
momentos la comunidad y se les repartiesen las correspondientes bulas para el
goce de las gracias que tiene concedidas la Archicofradía.[3]
Así pues,
fueron inscritas como hermanas las treinta y una religiosas que en aquel
momento formaban la comunidad. Figuraban como Hermanas de Gracias, es decir,
sólo con la pensión de rezar por la Archicofradía y encomendarla a Dios.[4]
En relación a
lo que decíamos anteriormente de la vuelta de las religiosas a su renovado
convento, en 1762 el libro de cuentas anota 840 reales de vellón en concepto de
gastos destinados a una función que la Archicofradía celebró en el convento de las Descalzas,
congratulándose de su regreso.[5]
Tal era la cordial
relación que había entre las religiosas y la Archicofradía , que
también en 1762, en el libro de cuentas se anota un importante dato; un gasto
de 340 reales que costó una imagen de bulto de la Virgen del Pilar que, a
petición de las Religiosas Descalzas, se colocó en el altar mayor de la iglesia
el 25 de julio, día de Santiago, por la noche.[6]
Parece ser que esa imagen no se encuentra actualmente en el convento, según nos
cuenta la madre abadesa -a la que agradecemos enormemente su amabilidad y su
información- en conversaciones que hemos mantenido recientemente para intentar
aportar alguna luz a estas investigaciones. Hay que tener en cuenta, que el
retablo barroco en que se colocaría la imagen fue sustituido años más tarde por
un retablo neoclásico que presidió la iglesia hasta que, en los años setenta del
siglo XX, el arquitecto Manuel Fernández Pujol realizó el actual con distintos
elementos barrocos que existían en el convento.
Otro
hecho relevante ocurre al año siguiente. El 13 de diciembre de 1763, durante la
salida vespertina para el rezo del rosario, la Archicofradía se vio
sorprendida por la lluvia lo que provocó que se resguardara en el convento de
las Descalzas. En el archivo histórico algunas anotaciones indican que el guión
o estandarte se quedó en la iglesia, mientras en otros folios se habla de la
titular. A los tres días, el 16 de diciembre, la Archicofradía
celebró una función en la iglesia conventual, desde donde regresaron a su
templo.
En relación
con este tema, encontramos varias cantidades anotadas en concepto de gastos; 1.739
reales de vellón, para ayudar a los costes de la función celebrada el 16 de
diciembre «con el motivo de haberse quedado nuestro guión en el convento de Religiosas
Descalzas con la ocasión de la lluvia que sobrevino la noche del día trece».[7] Seguidamente
aparece otra cantidad, 1.987 reales de vellón, «que se distribuyeron en la
función hecha en el Convento de Religiosas Descalzas […] por haberse quedado
nuestra imagen en dicha iglesia».[8] Por último,
fueron pagados 146 reales de vellón a «cuatro músicos de voz y tres de
instrumentos» en la noche de dicha función «al restituir nuestra titular a la
iglesia del señor san Lorenzo».[9]
Generalmente,
los rosarios espirituales salían con el estandarte o guión que llevaba
incorporada una representación de la titular mariana, quedándose la imagen en
su templo, lo que nos inclina a pensar que fuera esta insignia la que se quedó
resguardada en el convento.
Con estas
noticias hemos querido recordar los estrechos lazos que hace dos siglos y medio
unieron a las Descalzas con la
Archicofradía , y que habían caído totalmente en el olvido. Estas
investigaciones siguen abiertas, a la espera de obtener más información que
esclarezca las incógnitas que han quedado por resolver.
José
María Collantes González
[1] Antón
Solé, Pablo (1994) La Iglesia gaditana en el siglo XVIII. Universidad
de Cádiz, Servicio de Publicaciones, p.351
[2] Archivo Histórico
Archicofradía del Pilar de Cádiz (AHAPC) Actas y cabildos. Libro III, f.35 v
[3] Ibídem, f.38
[4] AHAPC, Registro de
hermanos y hermanas. Libro IV, f.105
[5] AHAPC, Cuentas. Libro II,
f.180
[6] Ibídem, f.180 v
[7] Ibídem, f.186 v
[8] Ibídem, f.189
[9] Ibídem, f.189 v