Tenía que ser un día grande para la Archicofradía. Y lo fue. Habían transcurrido setecientos treinta y cuatro largos días desde la última vez que se abrieron las puertas de San Lorenzo para que el Señor de las Penas y María Santísima de la Caridad procesionaran por las calles de Cádiz. A lo largo de todos esos días, un sin fin de acontecimientos que ya forman parte de la historia. Setecientos treinta y cuatro días después, las puertas de San Lorenzo volvieron a abrirse. A las seis menos cinco de la tarde, para que se enmarcara en su dintel la Cruz de Guía y los faroles de acompañamiento de nuestra Hermandad.
Daba comienzo así la salida procesional de este año 2015. Previamente a la misma, se desarrollaba en el interior del templo un breve acto de oración, preparatorio de la estación penitencial. Tras el mismo, nuestra vice-hermana mayor, Inmaculada Ruiz, daba lectura al orden procesional para que comenzara la organización del cortejo.
Delante del presbiterio, los dos pasos procesionales sobre los que se entronizaban las Sagradas Imágenes de nuestros Amantísimos Titulares. El Señor de las Penas, luciendo nuevas potencias, se alzaba, majestuoso, sobre monte de claveles rojos dispuesto por Alejandro Sánchez Montes de Oca. El paso de palio de María Santísima de la Caridad, excepcionalmente vestida por Juan Carlos Romero Pérez, presentaba exorno floral a base de rosas y calas, bellísimamente dispuestas por Antonio Vela Garrido y Miguel Ángel García Saucedo, autor de la pintura que conforma la nueva Gloria del techo de palio. También se estrenaba sobretecho, bajo diseño de Juan Antonio Verdía Díaz.
Ciento veinte hermanos nazarenos precedieron a ambos pasos procesionales. También los cuerpos de acólitos estaban conformados por hermanos archicofrades, así como todo el equipo de capatacía de las cuadrillas de cargadores, encabezado por Manuel Ruíz Gené, designado por la junta de gobierno capataz general de la Archicofradía y quien delegó la responsabilidad del martillo en nuestros hermanos Juan Antonio Casamichana Rodríguez, en el paso del Señor; y Javier Gómez Pastoriza, en el de palio. Igualmente, hubo hermanos y hermanas que acompañaron a nuestros Sagrados Titulares formando parte de la penitencia tras sus pasos procesionales.
Tras la complicada maniobra de salida y los sones de la "Marcha Real", interpretada por la Banda de Cornetas y Tambores "Santísimo Cristo de los Milagros", de Sanlúcar de Barrameda, que acompañó musicalmente al Señor de las Penas durante todo su recorrido, el paso de nuestro Titular se levantó por primera vez, para subir la calle Sagasta a los sones de la marcha procesional "Señor de las Penas", de Enrique Galán Borreguero, interpretada, en este caso, por la Asociación Filarmónica Ciudad de Conil, quien acompañó a María Santísima de la Caridad y que en ese mismo tramo, interpretó tras el paso de Nuestra Señora, "La Caridad de tus Penas", de Juan Antonio Verdía Díaz.
A las ocho de la tarde, y tras haberse dirigido a la Catedral por las calles Hospital de Mujeres, Libertad, Topete y Compañía, la Archicofradía accedía a la Seo gaditana para realizar su Estación de Penitencia, acto central de su salida procesional, siendo recibida por el Iltmo. Sr. D. David Gutiérrez Domínguez, Canónigo del Cabildo de la Santa y Apostólica Iglesia Catedral, quien dirigió los rezos junto a nuestro director espiritual e, igualmente, Canónigo del Cabildo catedralicio, P. Jesús José García Cornejo, acompañado por nuestro hermano mayor, José Emilio San Román Espinosa.
Tras la salida de Catedral, la Archicofradía se dirigió por el itinerario oficial hasta la calle San José, por la que transitó hasta Mateo de Alba para regresar a San Lorenzo al filo de la medianoche. A la una de la madrugada, se recogía el paso de palio, tras lo cual el hermano mayor tomó la palabra para agradecer y felicitar el comportamiento ejemplar de todos los hermanos, así como rezar un padrenuestro y un avemaría a nuestros Sagrados Titulares. Por último, nuestro director espiritual dio la bendición, dando por finalizada de esta manera la estación penitencial.
Setecientos treinta y cuatro días después, Ellos volvieron a salir y a hacerse presentes por las calles de la ciudad, acompañados por numerosos hermanos. Fue el broche de oro a un año completo de esfuerzos por superar todas las dificultades y por recuperar el sentido de Hermandad. Tenía que ser un día grande para la Archicofradía. Y lo fue. Elevamos nuestras oraciones a nuestros Amantísimos Titulares, en acción de gracias por ello y por todos los frutos espirituales obtenidos de esta salida procesional.
Fotografías: Antonio Vázquez (La Voz Digital)